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¿Cómo generar Apego Seguro desde el embarazo?

¿Qué es realmente el apego, desde cuándo y cómo se desarrolla?

7min leer Ene 26, 2016

¿Te has preguntado qué es el Apego Seguro? Probablemente has escuchado de parto con apego, lactancia con apego, yoga con apego, canguro de bebé para el apego y de muchas otras ofertas comerciales que utilizan el término. Hay mucha información errada circulando, ya sea parcial o totalmente. ¿Qué es realmente el apego, desde cuándo y cómo se desarrolla?

Carla Vivanco M., psicóloga de la Universidad Católica de Chile, Magíster en psicología clínica de la Universidad del Desarrollo y Directora Fundadora de PadresCreciendo, responde a estas interrogantes.

El apego

El Vínculo de Apego es la tendencia natural del bebé, de buscar protección y seguridad en una figura significativa y cercana; en primera instancia, quién lo cuida de manera habitual, su madre. Es un proceso de desarrollo emocional espontáneo que involucra a madre e hijo, pero que se da en el bebé, puesto que se trata de su necesidad de protección y cercanía. Siempre se da el apego, independiente de lo que haga o no la madre; pero se puede desarrollar de variadas maneras, de modo que, la manera en que se va edificando la relación de la mamá con su bebé, establece una especie de patrón (el que llamamos estilo de apego). El ideal es que el hijo establezca un estilo de apego “seguro”, el que se consolida en los dos primeros años de vida, pero tiene sus bases, ya desde el temprano periodo de la gestación.

¿Cómo se establece el apego?

El vínculo de Apego se comienza a establecer con las ideas de la madre respecto de su bebé en el embarazo y cómo ésta se relaciona con su hijo -cómo piensa en él, cómo se lo imagina, cómo le habla-, aumentando su sensibilidad y preparando el camino para responder mejor a las necesidades que su bebé le expresa, después de nacer, a través del llanto.

El apego se forma en el niño, cuando la madre interpreta y responde certeramente a las necesidades de su hijo, convirtiéndose – en el mejor de los casos – en una figura segura y confiable para él; por ejemplo, cuando su mamá puede reconocer e identificar la necesidad específica de su bebé y le da una respuesta pronta y adecuada a esa necesidad. De este modo, el apego ideal que buscamos, el Apego Seguro, se da en un proceso que requiere mucho más que algunas funciones o conductas específicas (como amamantarlo, abrazarlo apenas nace, hacer yoga con él, etc.). Se requiere que el bebé experimente muchos momentos donde se sienta seguro y comprendido junto a percibir la actitud positiva de la madre hacia él para intentarlo una y otra vez, quedándose con él, aunque no sepa bien cómo ayudarlo. Este es el estilo ideal para un desarrollo emocional sano, el cual es efectivamente significativo para desarrollar relaciones seguras y empáticas en la vida adulta.

Embarazo y apego

El estado de embarazo es inmensamente intrincado desde todo punto de vista. El cuerpo de la madre alberga al bebé en desarrollo y se generen una serie de cambios físicos en la madre y en su bebé, que están en función de dicho desarrollo y que tienen como objetivo final, el nacimiento de un niño que esté apto para respirar, para alimentarse y que pueda subsistir en un espacio distinto del vientre de su madre. Estos procesos en forma paralela se dan en el plano psicológico, donde la mente de la madre experimenta una serie de procesos que intervienen en la posibilidad de imaginarse al hijo en su mente, con una identidad propia y con desarrollo independiente de ella.

Las tareas del embarazo

Estar embarazada, conecta a la madre de manera natural, con múltiples sensaciones y múltiples sentimientos, los que experimenta de acuerdo a sus características personales, su edad y situación familiar, laboral y económica. Ella debe hacerse de una nueva identidad –sumando a sus roles actuales de hija, pareja, amiga u otro; el de madre-, puesto que ya no será más la misma de antes.

En el embarazo, desde el punto de vista psicológico, la madre tiene dos grandes dilemas que resolver: sus contradictorios sentimientos y las contrapuestas ideas sobre el hijo que espera.

Primera Tarea: El proceso en la mente de la madre, de avanzar hacia esta nueva identidad y desarrollar un vínculo con su hijo, conlleva mucha contradicción. Sus pensamientos forjan sentimientos confusos y contradictorios entre si, que oscilan desde los desagradables como el temor, la ansiedad, la culpa y la confusión, hasta otros placenteros, como la alegría, el orgullo, la plenitud, la paz y la vitalidad.

Algunas madres en espera, pueden tardar en encontrar un equilibrio cómodo para estas emociones y, aunque estas contradicciones internas son normales, es deseable que se logre transitar hacia un equilibrio donde primen las emociones positivas respecto del bebé, conforme se acerca la hora de dar a luz.

En esta evolución, se va dando forma a todo pensamiento positivo en torno a la idea y evidencia de convertirse en madre. De modo que, antes o después, lo esperable es que la futura mamá paulatinamente se vaya situando en lo que podríamos llamar “el deseo de ser madre”. Este deseo se volcará en el anhelo de encontrarse con su bebé, irá creciendo y conformará el espacio de acogida para la llegada real de ese hijo. Este espacio de acogida, la ayudará a estar más dispuesta a atender a su bebé y a brindarle los cuidados que facilitarán el sentimiento de seguridad y, por tanto, el desarrollo de un vínculo de Apego Seguro.

Segunda tarea: Ese hijo se representa en la mente de la madre en espera, también de manera contradictoria. Por un lado, la madre se imagina a ese bebé que no quisiera tener, ese hijo que se imagina enfermo, llorón, demandante, inquieto o dañino. Se asocia a los temores de perder (independencia, espacio vital, tranquilidad y control) y de ser herida (imaginando un hijo que rechazará el pecho, el cuidado o que le hará sentirse frustrada e impotente). Por otro lado, se imagina también al hijo perfecto y añorado, aquel hijo que cualquier madre estaría feliz de tener. Se lo imagina tranquilo, sano, dulce, receptivo, cariñoso, simpático. Este hijo no rechazaría el pecho, se sentiría feliz con lo que le dan y se adaptaría fácilmente, sin pedir más.

Estas representaciones de hijo están en la mente de la madre permanentemente y, como no conoce aún a su hijo se mueve entre ideas variadas respecto de él. Configuran una relación mental que ya establece la madre con su hijo, siempre en relación a sus propios aspectos internos. Si hay demasiado conflicto, las representaciones no llegarán a dar tranquilidad y aceptación a la madre y estará menos lista para recibir a su bebé.
Esta manera de representarse a su hijo debería tender a un equilibro realista y positivo. Esos polos no se darán jamás de manera íntegra. El bebé real con el que la mamá se encontrará, tendrá de ambos aspectos en combinaciones inciertas. Descubrir que se puede amar a ese hijo que no se conoce, que no será ni completamente perfecto ni completamente malo, da paz y base para llegar al encuentro real más preparada y abierta. Una madre más preparada y abierta para recibir a su hijo, con las características reales e imperfectas que tenga, estará más dispuesta a cuidar de él y facilitará que forme un vínculo de Apego Seguro.

Bases de un apego seguro

Las madres pueden vivir su embarazo de diversas maneras, pero en cada caso estos dos procesos: equilibrar los sentimientos contradictorios y equilibrar las representaciones sobre su hijo, son las dos grandes tareas de la etapa.

La favorable resolución de los sentimientos contradictorios; le permitirá a la madre sentirse cómoda con su nueva identidad, función y roles como madre y sostendrá emociones positivas que resulten propicias para tolerar las demandas y exigencias propias del cuidado de un recién nacido. La presencia en la mente de madre de representaciones de hijo, adecuadas en calidad y cantidad; permitirá un encuentro más pleno de la madre con su bebé, donde predominan en la madre sentimientos de seguridad frente a sus capacidades maternas, de comodidad con su nuevo rol y en menor conflicto con otros roles o anhelos de su vida personal.

Una madre que ha transitado adecuadamente por estos procesos es capaz de establecer una relación íntima, cercana y de compromiso con su bebé; porque será finalmente más sensible a sus necesidades, tendrá una actitud positiva y de disponibilidad y será más capaz de sobrellevar la necesidad natural y sana de dependencia de su bebé. Esta es la base adecuada para sustentar un vínculo de Apego Seguro en el hijo que llegará.

Colaboración de PadresCreciendo
Autora: Carla Vivanco Moreno
Magister en Psicología Clínica
Fundadora y directora de PadresCreciendo
www.padrescreciendo.cl

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